miércoles, 14 de mayo de 2008

Antes del despegue


Fueron y serán momentos
aquellos donde no existe un limite que nos guíe
donde la incertidumbre es constante y sonante.
Si bien está esa complicidad de antaño
falta ese empujón para que prenda el motor
midiendo los pasos
o probando si ya no existe esa magia
donde poder despegar hacia un futuro desconocido
con todos los miedos arriba
y con todas las ganas a cuestas.
El tiempo es breve
y la espera eterna
donde la calma ha sido una virtud
entre tormentas y vientos fuertes

Subo al avión y ya en vuelo
me piden que no salte
que mida las consecuencias de volver a volar
en aquel avión que pensé nunca mas volver a ver.
A pesar que conozco sus movimientos y fallas
aún siento su debilidad y la mía
existe todavía una conexión que me inspira
y me permite volver a soñar
que vuelo por los aires como antaño, sintiendo la
libertad del águila y el resplandor del sol a mis espaldas.

Pero como todo, hay un límite
ese que nos imponemos los amantes de la libertad
nos preparamos para que el avión no tenga fallas en su despegue
y que volvamos sanos y salvos a tierra
donde volvemos a pensar en el próximo vuelo y a respirar el aire
fresco que solo dan los kilómetros de altura.

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