
Te escondes en la tierra con profunda ilusión. Buscas esencia y la encuentras en tierra fértil. Incluso en adversidades, luchas por ver la luz. Parece distante, eso lo sabes desde que naciste. Alimentarse es una prioridad, para crecer con fuerza. La incertidumbre acompaña los primeros momentos. Al principio, todo es oscuridad, vives en un mundo acotado a límites muy cercanos. Vives en la burbuja, acompañada por tus silencios. No hay temores, solo vives. Pasa el tiempo, y logras ver un poco de luz, todo un mundo nuevo, aromas diversos, extraños seres te miran con sigilo. Miras a los lados y haces amistades con los tuyos. Están todas cercanas. Te cuidan y te enseñan modales. Aprendes a mirar sin que el sol queme tus ojos y notas como una variedad de especies viven en su mundo.
Aprendiste lo suficiente como para valerte por ti misma. Sentiste los primeros dolores, las primeras angustias. Reíste a más no poder con aquel gladiolo tan chistoso pero tan hediondo a la vez.
Tuviste tus primeros amores, las preocupaciones aumentaban día a día. Veías como tus amigas y amigos emprendían nuevas etapas. Algunos cayeron en el intento, otros fueron devorados por quien sabe que seres.
Por primera vez sentiste pena, tus pétalos florecieron y llamabas la atención. Orgullosa fuiste desde pequeña. Idealista por siempre. Soñadora e irreverente por momentos.
Te encuentras sola, miraste a todos lados y no había nadie. Tu antiguo hogar había desaparecido. Trataste de cerrar los ojos y pensar que era una pesadilla mas. Los abriste y estaba todo tal cual. Solitaria en una maceta. No te diste cuenta del paso del tiempo. Fue un soplo tan rápido y notaste que tus pétalos estaban algo marchitos. El agua caía por momentos, ya no desde el cielo, sino de una señora que te canta día a día como si te conociera desde siempre.
La miras y te es familiar aquel rostro raído por los años. Vez un espejo y tu piel esta marcada por los años. Y no te diste cuenta. Fue ayer cuando jugabas con las mariposas y lombrices. Como pasó el tiempo tan rápido, me pregunto día a día. Y es la noche la que avisa que es hora de dormir. Pero no quiero dormir porque siento que duermo demasiado. Estoy perdiendo segundos que añoro con deseo que vuelvan. Y ellos me esquivan y siguen pasando sin mirarme.
Hoy siento que es mi último día. Quisiera estar con todos los que compartí algún momento de mi vida. Aquel jardín lleno de variedades, de olores y sonidos. Acompañada de mis seres queridos, aquellos que me enseñaron la vida.
Un viejo amigo me dijo hace años, que el día en que dejara de recordar, ese sería mi último suspiro. El cielo se tiñó de rojo, pasó un ave silbando su despedida, la anciana tenía los ojos llorosos y por un instante soñé que era la flor que siempre quise ser.
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