Oscuridad pasiva que acompaña al solitario
Inmerso en nubes cálidas que desaparecen al mínimo contacto
Con los sueños que tienes despierto y que atormentan la azotea
Dejando llagas que no sanarán nunca y que derramaran su sangre
Hasta saciar al animal que descansa en tu conciencia.
Escondido en las ramas de aquel abedul
Que permanece erguido sosteniendo las penas
Exponiendo sus extremidades resquebrajadas ante los extraños
Que se preguntan el origen de sus rasgos
Te encuentras encogido y doblado
Como aquel niño que sufre con los rayos del sol
Los que lo atormentan de día y esperan la noche
Para volver luego con fuerza depredadora de emociones.
TELEVISION
Hace 15 años
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