viernes, 19 de diciembre de 2008

Primera piedra

Entro a paso lento, a esta catedral de oraciones
Sintiendo el peso de las culpas que deambulan sin rumbo
El espacio es enorme, los cielos parecen eternos
Aquel olor que rememora antigüedad, se apodera del ambiente.

Maderas añosas esperan ser el sostén de los presentes
Ancianas encorvadas dejan caer sus huesos en las reposeras
El as de luz que atraviesa la oscuridad
Finge pasar desapercibido.

La sola presencia del crucifijo
Hace callar a las palomas presentes
Mientras las velas derraman su esencia
Dejando el rastro de amargas soledades.

Y el órgano imponente
Surge de improviso con tonos graves
Azotando al silente que camina por los techos
Buscando al rechoncho maestro, para que empiece la ceremonia.

Aquel aparece como gran señor de los tiempos
Dejando una estela de incienso fuerte y penetrante
La genuflexión correspondiente hace de inicio
Cuando la puerta se cierra sin tener retorno.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Almacén

Oscuridad pasiva que acompaña al solitario
Inmerso en nubes cálidas que desaparecen al mínimo contacto
Con los sueños que tienes despierto y que atormentan la azotea
Dejando llagas que no sanarán nunca y que derramaran su sangre
Hasta saciar al animal que descansa en tu conciencia.
Escondido en las ramas de aquel abedul
Que permanece erguido sosteniendo las penas
Exponiendo sus extremidades resquebrajadas ante los extraños
Que se preguntan el origen de sus rasgos
Te encuentras encogido y doblado
Como aquel niño que sufre con los rayos del sol
Los que lo atormentan de día y esperan la noche
Para volver luego con fuerza depredadora de emociones.

Volver

Vuelvo a sentir como el viento golpea sin detenerse
Percibiendo como el roce estimula los sentidos
Dejando la piel erizada junto a los ojos húmedos de pasión

Un escalofrío recorre mi espalda llegando a los pies en instantes
Guiando a las hojas que se elevan queriendo no volver a caer
Formando remolinos que vuelven a nacer apenas mueren

Y el mar arremete con fuerza sobre las rocas perpetuas
Vomitando la arena que ha permanecido escondida en las profundidades
Alarmando a las gaviotas que recogen al sol en sus hombros

Vuelvo a sentir los olores de antaño
Aquellos que surgen de la tierra que expele su esencia
Dejando perfumado el ambiente de dulces caramelos y flores

El pasto amarillento deja el paso a la arena
Que se levanta al más mínimo estímulo
Dejando evidencias que son difíciles de esquivar

Junto a los arreboles domingueros
Que acompañan a los caminantes envejecidos por los años
En sus recuerdos felices de épocas pasadas

Dando paso a los pequeños que miran con asombro
Las nuevas atracciones del parque
Aquel que cobijó en su tiempo
Las conversaciones de un verano que quizás nunca vuelva a repetirse